En este evangelio se nos presenta un resumen de la actividad de Jesús y cuál es la misión que Jesús les encomienda a los Doce.
Jesús les pide que vayan de dos en dos y que caminen desprovistos de todo aquello que les pueda despistar de cumplir fielmente su misión, que es la de transmitir el mensaje de Jesús. Para ello no deben llevar ni pan, ni alforja, ni dinero; tienen que llevar unas sandalias y una única túnica y cuando lleguen a un sitio, si son bien recibidos, se quedarán hasta el final en él; y si no les reciben ni les escuchan, se sacudirán el polvo de los pies para probar su culpa.
Lectura del Profeta Amós 7, 12-15:
"En aquellos días, Amasías, sacerdote de Betel, dijo a Amós: 'Vidente, vete, huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan y allí podrás profetizar' "
Salmo 84.
R/ "Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación."
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 3-14:
"Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos…"
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 6, 7-13:
"En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos…"
Si nos fijamos en el evangelio que la liturgia nos presenta este domingo XV del Tiempo Ordinario, Mc 6, 7-13, parece difícil entender a Jesús. Veamos:
Jesús envía a los Doce discípulos a predicar. Les encarga algo muy importante y delicado y les da una serie de indicaciones que tienen que cumplir para llevar a cabo esa misión:
* Les envía de dos en dos (Mc 6, 7)
* Les encarga que lleven para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. (Mc 6, 8-10)
* Pero no solamente se queda ahí, sino que más adelante les pide que permanezcan en la casa donde entren hasta que se vayan de aquel sitio. Y si en un lugar no les reciben ni les escuchan, al marcharse que se sacudan el polvo de los pies (Mc 6, 10-11).
¿Cómo será esto posible: les encarga algo muy importante y les deja a la deriva? ¿Qué significan todas estas indicaciones que Jesús les da?
Si nos fijamos con detenimiento vemos que todas tienen algo en común que es que lo fundamental es la transmisión del mensaje, y para ello tienen que estar centrados en esa tarea. Por eso todas las instrucciones que han recibido se podrían resumir en una: deben ir despegados de las falsas seguridades. Los enviados que confíen más en su propio equipaje que en la fuerza del mensaje a comunicar, perderán su credibilidad.
Vamos a analizar más detenidamente cada uno de las instrucciones que Jesús les encomienda:
1º.- Primero les pide que, aparte de un bastón, no lleven más para el camino, ni pan, ni alforja, ni dinero; que lleven sandalias, pero no una túnica de repuesto. (Mc 6, 8-10).
¿Qué les quiere transmitir Jesús dándoles estas primeras instrucciones?
Que lo central es el mensaje a transmitir por eso, que nada ni nadie les debe detener a la hora de enseñar ese mensaje y que, si para ello es necesario que se desprendan de las cosas materiales, tienen que hacerlo. Que no se aten a nada ni a nadie. Que sólo vayan con lo imprescindible.
¿Cómo podemos aplicar esta instrucción en nuestra vida de cristianos?:
Como dice Pagola, a los cristianos nos preocupa mucho que la Iglesia cuente con medios adecuados para cumplir eficazmente su tarea: recursos económicos, poder social, …, Nos parece lo más normal. Sin embargo, cuando Jesús envía a sus discípulos, no piensa en lo que han de llevar consigo, sino en lo que no han de llevar. La intención original de Jesús fue clara. Jesús necesita de gente sencilla, que sepa vivir con pocas cosas y que lo único que busquen es una sociedad más justa e igualitaria. Una sociedad de hombres y mujeres cristianos que sepan vivir con pocas cosas. Creyentes capaces de mostrar que la felicidad no está en acumular bienes.
2º.- Segundo, “cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis del lugar. Y si en algún lugar no os reciben ni quieren escucharos, salid de allí y sacudíos el polvo de los pies” (Mc 6, 10-11).
Jesús está diciendo a los discípulos que para llevar a cabo su misión no tenemos que depender de si nos escuchan o no, no tenemos que depender de si nos reciben o no. Jesús nos envía a predicar, pero eso no significa que vayamos a tener éxito en esa misión, como decía la madre Teresa de Calcuta. “Dios no nos llama a tener éxito, Él nos llama a ser fieles”.
Tristemente, muchas veces, nos privamos de hacer el bien porque los demás no nos agradecen, o no valoran nuestro trabajo, o no recogemos lo que sembramos; muchas veces nos detenemos de ayudar a alguien porque hemos recibido alguna ofensa de él o alguna crítica, o han hablado mal de nosotros… Aunque no encontremos fruto en nuestro trabajo, en la gente a la que servimos, que eso no nos detenga de hacer lo que tenemos que hacer.
Al final del evangelio, Jesús dice a sus discípulos que cuando se vayan de donde han estado, si no les han recibido, que se sacudan el polvo de los pies. Es decir, que esas decepciones, que esos fracasos, no se vayan acumulando en nuestros corazones, porque a veces, cuando no obtenemos el éxito que esperábamos, esas decepciones, esos fracasos nos entristecen, nos deprimen y tenemos la tentación de abandonar, de tirar la toalla. Jesús nos dice que nos sacudamos el polvo, pero que sigamos adelante, que sigamos evangelizando, que sigamos tocando puertas, porque el que quiera abrir, abrirá, el que quiera escuchar, escuchará. Lo importante es que sigamos cumpliendo con nuestro trabajo, con nuestra misión, que eso es lo que nos pide Jesús, porque Él no nos llama a tener éxito sino a ser fieles al mandato que él nos ha designado, que es el de anunciar su mensaje.
¿Qué nos ayuda a no detenernos, a seguir siendo fieles a nuestra misión, a pesar de los fracasos? Jesús nos pide que seamos ejemplo de cristianos, viviendo nuestro cristianismo, sin atarnos a muchas cosas que nos despisten de nuestro camino, ¿cómo lo estamos haciendo?
Evangelio del domingo 14 de julio del 2024