Noviembre 24 del 2021.
El decreto nacional 1408 del 2021 obliga a los asistentes a eventos masivos, privados o públicos, el porte y presentación del certificado de vacunación digital o carné de vacunación que evidencie como mínimo el inicio del esquema de inmunización. Y ya se está pensando en ampliar la medida a otros aspectos de la vida pública. Ahora bien, este carnet de vacunación ¿Es una medida coercitiva y discriminatoria? ¿Atenta contra los derechos fundamentales de la población?
Para responder estos interrogantes, consultamos con la Doctora Marcela Uribe, médica egresada de la Universidad del Valle, especialista en Derecho médico sanitario de la Universidad del Rosario y con Maestría en curso, en Bioética de la Universidad de Valencia, en España.
Sobre la obligatoriedad de la vacuna contra el covid-19 ésto dijo el Presidente de la República Iván Duque,(18.11.2021):
“Ya hablamos del tema lo suficiente el año pasado. ¿Qué dijimos nosotros? El principio del programa de vacunación contra el covid no se rige por la obligatoriedad, sino por la persuasión. (...) Por eso, el certificado de vacunación es una medida de carácter persuasivo para que, si queremos estar en ambientes de amplia convivencia, de amplia interacción, debemos tener ese certificado. Y lo voy a decir de una forma muy clara: la vacunación es gratuita, segura y masiva. No existe un argumento para no vacunarse”, puntualizó.
En el mismo sentido habla el médico y Alcalde de Cali Jorge Iván Ospina (22.11.2021). “El carné no se trata de una tontería; se trata de un requisito para evitar el cuarto pico de la pandemia en los no vacunados , para estimular que las personas se vacunen y para estimular las medidas de bioseguridad”.
¿Persuasión? o ¿Coerción? Una cosa es que se impida ir (coerción) a los "no vacunados" a bares y restaurantes y otra, que todas las personas puedan disfrutar estos espacios pero, quienes estén vacunados, tengan beneficios adicionales, por ejemplo que no paguen IVA (estímulo-persuasión). Una cosa es que se prohiba a los "no vacunados" asistir a conciertos (coerción) y otras que todo el mundo pueda ir pero, quienes tengan el carnet de vacunación obtengan descuentos en sus boletas (estímulo-persuasión).
Por ahora, y tal como están los decretos nacionales y resoluciones locales, lo que hay es coerción, al punto que los indígenas y ciertos grupos evangélicos, no pueden ingresar a un bar o restaurante a menos que renuncien a sus tradiciones y creencias frente a las vacunas.
Alguien puede pensar que no debe importar lo que piensen los indígenas o los "anti-vacuna" ya que al fin y al cabo si se les obliga es por "su propio bien" y para el "bienestar de la comunidad". Quien piensa así ignora la terrible experiencia que la humanidad sufrió bajo el régimen Nazi.
La salud pública era un tema central en la política Nazi, la cual contó con un amplio apoyo de la Asociación Médica Alemana. Para el psiquiatra alemán Alfred Hoche y el jurista Karl Binding, "La vida no puede ser atributo de una criatura que no la merezca… Los médicos deberían comprometerse algunas veces con la idea de quitar la vida de ciertos enfermos mentales, que son seres humanos vacíos, en interés de lograr una comunidad mucho mejor".
Y así, en el interés de lograr una "comunidad mejor", se dictó en 1933 la Ley para la Prevención de las Enfermedades Hereditarias de la Descendencia (Gesetz zur Verhütung Erkrankung Nachwuchses), donde un tribunal compuesto por dos médicos y un juez, sometía a esterilización obligatoria a aquellos que eran diagnosticados de debilidad mental congénita, esquizofrenia, “locura circular” (psicosis maníaco-depresiva), epilepsia hereditaria, baile de “San Vito” hereditario (corea de Huntington), ceguera y sordera congénitas, pronunciadas malformaciones corporales de carácter hereditario, alcoholismo crónico grave, entre otros.
Durante 1934 y 1935 se promulgaron otra serie de leyes, denominadas genéricamente Leyes de Nüremberg (Ley de Protección de la Salud Hereditaria del Pueblo Alemán y Ley de Salud Marital), que incidían en la “depuración de la sangre del pueblo germano”, mediante la prohibición de relaciones sexuales y del matrimonio entre “arios” y judíos, y el sometimiento de las parejas a exámenes médicos premaritales para, presuntamente, prevenir la propagación de “enfermedades racialmente dañinas”.
De la esterilización forzada, en 1939, se pasó a la eutanasia o "muerte caritativa" (Gnadentod) a pacientes incurables, "después de una valoración crítica por parte de médicos del estado de su enfermedad", que supuso el inicio del exterminio en masa de pacientes con “deficiencias” o patologías mentales. Y de aquí se pasó a "La Solución Final" del caso judío (Endlösung der Judenfrage) con los campos de concentración que es ampliamente conocido.
De esta terrible experiencia, donde el sujeto supuestamente "enfermo" no tiene voz ni voto sobre su propio cuerpo, bajo la excusa del "interés general" o "el bienestar de la comunidad" es que nace la bioética, tal como nos recuerda la Doctora Marcela Uribe. Por ello le preguntamos ¿Qué es la bioética?
"La bioética es una disciplina que analiza y estudia los aspectos éticos que surgen del ejercicio de los profesionales en salud. Nace como respuesta a hechos historicos en la humanidad en los cuales se ha visto vulnerada la dignidad humana y los derechos humanos, tal como sucedió con el holocausto Nazi.
"Una de las ramas más aceptadas de la bioética habla de 4 principios: beneficencia (“Hacer el bien”), no maleficencia (No producir daño y prevenirlo), justicia (equidad en la distribución de cargas y beneficios, incluyendo rechazo a la discriminación por cualquier motivo) y autonomía (todos los individuos deben ser tratados como seres autónomos y las personas que tienen la autonomía mermada tienen derecho a la protección). Con base en estos principios se hacen deliberaciones y tomas de decisiones en el ámbito de la salud.
"En la parte práctica, no sólo analiza los aspectos éticos, si no que nos brinda los lineamientos para un ejercicio profesional responsable, orientado hacia las personas y vela por proteger la dignidad humana ante los avances de la ciencia.
"La bioética también se aplica siempre en temas de investigación y experimentación en humanos."
MARCELA URIBE: "Este tipo de medidas son una violación a la libertad y a la autonomia de la persona, si bien son necesarias medidas para proteger a la población. En Colombia las personas tiene derecho a rehusar tratamientos médicos aun cuando esto implique su propia muerte (Corte constitucional Sentencia No. T-401/94).
"Está el debate sobre la protección hacia la protección de la salud de las demás personas que vacunaron. Sin embargo, hoy se sabe que la capacidad de la vacuna para prevenir propagación del virus e infección es moderada (es decir que no es fuerte ni es el principal mecanismo para evitarlo). El principal beneficio de la vacunas es disminuir enfermedad grave y mortalidad, motivo por el cual no considero que justifique poner por debajo la autonomía de las personas que deciden no vacunarse.
"El coronavirus no es lo único que define la salud, y coartar el derecho de las personas a ámbitos de la vida que son esenciales, (hasta para ir a mercar), poco a poco va segregando a personas que por algún motivo han decidido no vacunarse aún. Eso promueve la discriminación y viola la dignidad humana.
"Al igual que negarle el ingreso a la educación a los niños que aún no estén vacunados, es continuar perpetuando la vulnerabilidad en ciertos grupos poblacionales. Y ni hablar de la preocupación que me causa escuchar que una importante cantidad de personas están de acuerdo con negarle la atención por COVID a quienes elijan no vacunarse. ¿Acaso a los diabéticos se les niega la atención de urgencias cuando esta es secundaria a sus malos hábitos? Y si, el impacto en salud pública por riesgo cardiovascular no es despreciable, por lo cual este no debe ser argumento para negarle un servicio de salud a un ser humano enfermo. No es ético.
"No es adecuada la exigencia de pasaporte vacunal, y tal como ha sucedido en España y Estados Unidos, se ha declarado esta medida inconstitucional. Esperamos que se fomenten medidas persuasivas, no coercitivas hacia esta medida, y ser realistas, porque ni en todos los años que llevan vigentes los planes de vacunación se ha logrado un 100% de cobertura, pretenderlo ahora es un absurdo.
"Me preocupan los comentarios de las personas, sobre culpar a los no vacunados por contagios, picos de contagio entre otros. La salud pública debe modificar su discurso y su enfoque a medida que pasa el tiempo, aceptar que no se va a erradicar el coronavirus, así como no se ha erradicado el VIH, y que se deben ir modificando las estrategias, fortalecer confianza de las poblaciones, y respetar la autonomía de las personas sobre sus cuerpos, así como se respeta con otras enfermedades (no menos graves como por ejemplo el VIH).
Por último, es de vital importancia no confundir el discurso de quienes velan por la autonomía de las personas con los discursos "anti-vacunas" sin fundamentos. La bioética es indispensable para la toma de decisiones, así como las cifras en salud pública.